Tuesday, 17 March, 2009
Today, I got off from work much later than usual. It was about 8pm when I pulled out of my parking space at work only to realize I was running very low on gas which meant I had to stop at the gas station across the street. Although, we are distantly surrounded by established and quiet residential neighborhoods, my building is in a suburban area occupied by office buildings and hotels. There are no sidewalks, only roads for easy access to and from the large parking lots around each building. It is unusual to see someone walking on the street with the exception of those who do it for fitness during the day.
Far from the lights of the gas station, I saw a thin, blonde woman walking; she caught my attention for a second. I proceeded to pump gasoline into my car, got back into my driver’s seat and as I was pulling out, I saw the woman again, this time looking in my direction and making some kind of signals with her hands. I was not sure if she was addressing me or someone behind. "Maybe there is something wrong with my tires", I thought, "and she is trying to let me know." As she approached me, I lowered my window to listen to what she was saying and then I could see her well. She was probably in her middle 30s but looked closer to her 50s, her blonde clean hair pulled up into a pony tail without any particular style. She was extremely thin, rail thin as a matter of fact, and wore a winter jacket that was too large for her frail body and tight jeans. Her face had been very beautiful in a distant past; huge blue eyes shaped as almonds, high cheeks, heart-shaped lips with a lot of little wrinkles around them, result of many years of smoking… She wore make up that look excessive and gave her a harder look. She had a tired face but with a nervous expression. When she opened her mouth to talk to me, I saw she only had two front teeth, one on each side of her mouth.
"My car broke down a few blocks down the road and I need money so I can take the train to get to work. I should have been there forty-five minutes ago, but I don't have money and nobody wants to give me money. People around here have been very mean to me. I just need five dollars and fifty cents, could you please help me out?" I felt so sorry for this woman, not because she did not have that small amount of money, but because at one point in her life she probably, had been a cute little girl dreaming with castles and princes, as all little girls do, but never dreamed of losing her dignity for being a slave to addiction. I looked at my purse next to me without saying a word. She repeated "people have been mean to me; they think I am going to do something bad with their money, but they are wrong, I just need it to get to work..." I only had a few twenty-dollar bills and three one-dollar bills. I handed her three dollars telling her that I did not have any more money. I lied because if I gave her a twenty, she would have put more drugs in her body. She kept repeating… "I will not do anything bad with this money” … “Do what ever makes you happy with this money, it is your body and your decision. Good luck in finding the rest!” I said. She gave me a big smile. I drove away thinking “who am I to give her a lecture?”… after all most of us carry chains that makes us little slaves although in her case her chain was choking her to death.
CADENAS
Martes, 17 de Marzo, 2009
Hoy terminé de trabajar más tarde que de costumbre. Eran alrededor de las ocho de la noche cuando salía del estacionamiento y me dí cuenta que tenía poca gasolina; tendría que parar en la bomba gasolinera al frente. Aunque mi edificio está rodeado a la distancia de vecindarios tranquilos y tradicionales, está ubicado en un suburbio ocupado nada mas que por oficinas y hoteles. No hay calles para el peatón, solo carreteras que facilitan el rápido acceso a los grandes parques de estacionamiento que rodean cada edificio. No se ve gente caminando en la calle con la excepción de aquellos oficinistas que lo hacen durante el día como una forma de ejercicio.
Por un segundo y lejos de las luces de la gasolinera, vi a una mujer rubia y delgada caminando en la carretera. Terminé de llenar el estanque de gasolina, me instalé de vuelta en mi asiento y comenzé a manejar lentamente. Hacía ésto cuando vi a la mujer nuevamente, esta vez miraba en mi dirección gesticulando algo con sus manos. No estaba segura si ella trataba de hablar conmigo o alguien atrás mío. “A lo mejor le pasa algo a mis neumáticos” pensé “y ella está tratando de avisarme.” A medida que se acercaba más, bajé mi ventana para poder escucharla y allí la pude ver bien. Probablemente, tenia treinta años y mas, pero parecía como de cincuenta. Su limpio pelo rubio estaba tomado hacia arriba en una cola de caballo sin ningún estilo en particular. Era extremadamente delgada, como riel. Tenia puesta una chaqueta de invierno muy grande para su pequeño cuerpo y jeans muy ajustados. Su rostro había sido hermoso en un pasado distante; grandes ojos azules en forma de almendras, pómulos elevados, boca en forma de corazón rodeada por un montón de arruguitas, el resultado de muchos años de cigarillo… Su maquillaje se veía excesivo y le otorgaba un look muy duro. Tenía un rostro cansado pero a la vez con una expresión nerviosa. Cuando abrió la boca para dirigirme la palabra, vi que solo le quedaban los dos dientes caninos.
“Mi auto dejó de andar unas cuadras más abajo y necesito dinero para poder tomar el metro y llegar al trabajo. Debería haber estado allí hace cuarenta-y-cinco minutos pero no tengo dinero ni nadie me lo quiere dar. La gente de por acá ha sido muy mala conmigo. Solo necesito cinco dolares y cincuenta centavos, me podrías ayudar?” Me dió mucha lástima, pero no por su pobreza material pero debido a que en algún punto de su vida ella fué una pequeña niña amorosa soñando con castillos y principes, como hacemos todas, pero nunca soñó con perder su dignidad para estar encadenada a una adicción. Sin decir una palabra, miré mi cartera que estaba en el asiento del lado. Ella repetía “la gente ha sido cruel conmigo; piensan que voy a hacer algo malo con el dinero pero se equivocan, sólo necesito llegar al trabajo…” Encontré billetes de veinte y sólo tres de un dólar. Le pasé los tres dolares diciendole que no tenía mas. Mentí porque si le hubiese pasado uno de veinte, se los habría inyectado o fumado todos. Ella volvía a repetir… “No haré nada malo con este dinero”… “Haz con este dinero lo que te haga más feliz, es tu cuerpo y tu decisión. Buena suerte encontrando el resto!” le dije. Me miró con una gran sonrisa y me alejé en mi auto pensando “quien soy yo para darle un sermon?”… después de todo, la mayoría de nosotros acarreamos cadenas que nos convierten en pequeños esclavos aunque en el caso de ella, su cadena la estaba sofocando para provocarle la muerte.